Podría ser una escena de la Edad Media pero es la actualidad del partido de Dolores. El intendente de Cambiemos, Camilo Etchevarren se pone frenético porque en el hospital local ingresó una paciente que tiene un feto muerto de 22 semanas que a su juicio “no tiene nada” y le rompe “las pelotas”.

Si bien en campaña, el intendente aseguró que el hospital era de todos, ahora dijo telefónicamente que “eché a las ginecólogas, que no venga nadie, me hacen quilombo, me mandaron gente que no tiene nada, me mandan gente que no tiene nada”.

Su interlocutor le intenta explicar: “Mande a una enferma de 22 semanas con un feto muerto, es una urgencia, es una inducción al parto porque tiene un feto muerto y retenido”.

Pero Etchevarren se asemeja a los ancianos del Antiguo Testamento que repudiaban a las mujeres que perdían embarazos o menstruaban:

“Mandala a La Plata o a Belgrano, no tiene nada, que no me joda las pelotas, que se vaya a La Plata decile”, sin mostrar un atisbo de sensibilidad o raciocinio por la mujer que ya lleva un día sin recibir atención alguna.

“Viene gente que no tiene nada, me voy a poner duro en serio”, amenaza finalmente el intendente como si ir a un hospital fuese una actividad placentera y cuasi turística y no un derecho al acceso a la salud que además, puede marcar la insalvable diferencia entre la vida y la muerte.